ARTE CLÁSICO
Porno 'a la piedra': el enigma de las gárgolas obscenas de la Lonja
Valencia Plaza
C. A.. HOY El edificio civil valenciano es el que más imágenes sobre la lujuria alberga de la ciudad, pero no se ha encontrado documentación sobre quién las hizo y el porqué de tantas
VALENCIA. La Lonja de la Seda es uno de los inmuebles más visitados de Valencia. Se trata de una de las construcciones civiles góticas más importante de Europa. Declarada Patrimonio de la Humanidad, ha sido estudiada y analizada con profusión. Sin embargo son muchas las dudas que aún subsisten sobre pequeños detalles, algunos muy llamativos como es el caso de las gárgolas que pueblan la construcción de Pere Compte.
Las pequeñas esculturas alegóricas gozan de gran predicamento, especialmente las de las fachadas. Galerías en redes sociales como Flickr como las de la fotógrafo amateur Hanne Orla, una de las más prolíficas del mundo, dan fe del atractivo de estas piezas que forman parte del imaginario del inmueble. Imágenes lascivas como la de una pareja haciendo el amor, grotescas como las de una mujer amamantando a un mono o la de un hombre mostrando sus nalgas y atributos, se suceden con una profusión inusual.
La cantidad de piezas obscenas que ornamentan el edificio es "especialmente significativa", según apunta la historiadora valenciana Mercedes Gómez-Ferrer, autora entre otras muchas obras de una monografía imprescindible sobre Compte escrita a medias con Arturo Zaragozá. Pero pese a su popularidad, son pocos los datos que se pueden dar de ellas.
No son las únicas imágenes de este tipo que se pueden ver en Valencia. En la misma Catedral, cerca de la puerta románica, una mujer se sostiene sus pechos desnudos de manera lasciva, pero en ninguno de los otros inmuebles (iglesia de San Esteban en Valencia, iglesia arciprestal de Santa María de Sagunto...) las representanciones procaces abundan tanto como en la Lonja.
No existe una respuesta clara al porqué de esta copiosidad. La propia Gómez-Ferrer advierte de que no se puede establecer paralelismo con ninguna otra edificación de Valencia porque no queda hoy vestigio de edificios civiles góticos similares. Estas imágenes de corte libidinoso podían verse en algunas edificaciones religiosas, pero no en palacios donde se consideraba de mal gusto. En cualquier caso, nunca pasaban de ser una anécdota. En la Lonja son tan frecuentes en el exterior, que se podría decir que la anécdota son las gárgolas que no tienen connotaciones sexuales. Libertad creativa de los maestros escultores, denuncia de los vicios y corrupciones de la época, son varias las tesis al respecto.
Tampoco se sabe quienes o quien las esculpió. "En mis investigaciones no encontré ningún contrato", apunta Gómez-Ferrer. "No localicé ningún documento que explicara cómo tenían que ser las gárgolas", añde. No queda pues rastro de sus autores. No se sabe si fueron ideadas por el arquitecto o producto de la imaginación de los escultores anónimos que acompañaban al de Girona. Con todo la especialista no cree que sean atribuibles precisamente a Compte, responsable de algunas de las principales obras arquitectónicas de la Valencia del XV (Catedral, Torres de Quart, Consulado del Mar, Lonja...).
Sí que se sabe cuándo fueron esculpidas. La iconografía de la Lonja ha sido estudiada entre otros por el académico valenciano Salvador Aldana. La mayor parte de las 28 gargolas proceden del siglo XV si bien hay algunas aportaciones de finales del XIX, consecuencia del trabajo de restauración emprendido por el escultorJosé Aixa y el arquitecto Antonio Ferrer Gómez.
El escultor fallecido en 1920 desarrolló un trabajo de restauración tan fidedigno que a simple vista resulta difícil de distinguir con respecto a la obra original. Con todo existen documentos que ayudan a diferenciar; en especial las fotografías realizadas por Jean Laurent en 1870 que permiten ver como era la Lonja antes de los trabajos de Aixa y Ferrer, así como diferentes monografías de la época.
El principal debate en torno a las figuras escultóricas es su sentido último.Nadie sabe a ciencia cierta qué significan estas figuras. Una de las tesis más aceptadas es que tenían un objetivo moralizante, explicar a los que las vieran cuáles son los pecados más indignos o incluso como admonición contra ellos. Otros apuestan por el carácter satírico y de denuncia contra las prácticas de la época.
Las dudas se incrementan cuando se señalan pequeños detalles de algunas de ellas. Por ejemplo, que una de las más fotografiadas, una mujer desnuda que se toca groseramente sus partes pudendas, lo hace mirando al burdel de la ciudad, que en aquellos años ocupaba cuatro calles y que se hallaba justo en la parte trasera de la Lonja. ¿Era acaso una señal para los viajeros? ¿Una broma de los escultores que acompañaban a Compte?
Con sus 481.957 visitantes durante 2013, la Lonja de Valencia es el tercer espacio más visitado de la ciudad de Valencia, sólo superado por el IVAM y el Museo de las Ciencias. Muy atrás queda el MuVIM, que no alcanza los 200.000 visitantes. Pese a que ha sido fotografiada y estudiada hasta la saciedad, aún guarda preguntas que no se pueden responder fácilmente. Ese, dicen, es parte de su encanto
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