8 de marzo de 2013

EL NUEVO PAPA: PRONÓSTICOS



Pronosticar quién podrá ser el próximo Papa resulta imposible y se convierte en un ejercicio inútil. A manera de prueba hay que recordar que cuando Juan Pablo II fue elegido, nadie lo conocía.

Es nombrado Papa de compromiso para resolver el impasse al que se había llegado por la incapacidad de alcanzar un acuerdo de dos grupos en disputa.

De otra manera nunca hubiera llegado al papado y estuvo más de 26 años en el mismo cuando nadie, al nombrarlo, sabía lo que iba a hacer.

En la elección de Benedicto XVI fueron pocos los que acertaron. El tipo de elección del cónclave resulta muy compleja y hace que sea imposible de prever el resultado con cierto nivel de certeza.

Lo que se puede intentar, resulta más útil e interesante, es analizar, siempre con márgenes de error, qué es lo que condiciona en un determinado momento la elección papal.

En el actual cuerpo cardenalicio no hay grandes diferencias teológicas, como sí ocurrió en el cónclave donde fue elegido Juan Pablo II.



Ahora, en el marco de una misma posición teológica, lo que está a la discusión son dos temas que resultan centrales, para entender cómo ocurrirá la votación: si se debe o no impulsar el proyecto de "limpieza" de la Iglesia iniciado por Benedicto XVI y si el Papa tiene que ser joven o de mayor edad.

Sobre la "limpieza", a la que nadie se puede negar, se sabe existen dos posiciones: una que aboga porque continúe con la misma intensidad el proyecto de renovación en torno del manejo de las finanzas vaticanas, que no siempre han sido claras y limpias, y a la manera de ventilar y hacer frente a los casos de sacerdotes pederastas, una muy clara minoría en la Iglesia y de los obispos que los encubrieron.

La otra sostiene se debe seguir, pero con menos fuerza y lejos de la cobertura mediática.

Un grupo de los cardenales ven con recelo el arribo de un Papa joven, conscientes de que un largo mandato tiende a reforzar la estructura jerárquica centralizada al tiempo que se personaliza y, en cambio, un papado corto lo impide o lo hace menos posible. Otro grupo ve ventajas en la elección de un papa joven.

Al cónclave asisten cardenales que tienen una real influencia a nivel de la Iglesia universal, otros en el ámbito regional, pero los más sólo la ejercen a nivel de su país. Así se puede plantear que unos cardenales, al ser más influyentes, tienen más posibilidades de ser elegidos que otros.

Los nombres que se mencionan, no necesariamente de entre ellos habrá de salir el nuevo papa, son, por orden de edad, los siguientes: Angelo Scola (Italia, 71); Gianfranco Ravasi (Italia,70); Angelo Bognasco (Italia, 70) Leonardo Sandri (Argentina, 69); Marc Ouellet (Canadá, 68); Cristoph Schoenborn (Austria, 67); Peter Turkson (Ghana, 64); Joao Braz de Avis (Brasil, 65); Timothy Dolan (Estados Unidos, 63); Odilo Pedro Scherer (Brasil, 63); Peter Erdo (Hungría, 60), y Luis Tagale (Fiipinas, 55). Estamos a días de saber quién será el papa 266 de la historia.

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