Kikekeller, local en Corredera Baja de San Pablo,17. / KIKE PARA |
La estrategia de marketing consiste en el silencio. La idea es no anunciarse como restaurante secreto y que sea el mismo cliente el que descubra la doble vida de estos locales. Incluso, el curioso que intente meterse en sus páginas web, descubrirá que no es sencillo enterarse de las dos funciones que ofrecen.
"¿Cómo nos conociste?", pregunta Natalia Prado, algo extrañada porque desde la agencia de publicidad donde trabaja como relaciones públicas, no suele publicitarse como un restaurante.
Dommokitchen, lleva unos 10 años funcionando como agencia de publicidad. Y desde 2008 introdujo un exclusivo comedor para ocho personas donde solo se puede acudir por invitación. Para conocerlo hay que adentrarse en los pasillos de la empresa. “Esto comenzó porque se hacían comidas para anunciantes y empezaron a solicitarlo cada vez más”, dice Prado, quien recalca que la asistencia a este restaurante es únicamente por invitación y que las reservas que se hacen se toman como solicitudes.
Además de esta exclusiva forma de comer, Dommo también tiene otro tipo de actividades, todas relaciones con la cocina. “Antes hacíamos cursos de cocina por temáticas, como comida japonesa o para niños. Lo hemos dejado, pero tenemos pensado retomar estos cursos”, comenta. La exclusividad se nota también en los precios que cierran con los clientes. Un menú puede llegar a costar unos 100 euros.
Otros restaurantes, en cambio, se esconden por las calles de Madrid, pero pretenden llegar a más público.
La cocina de la agencia de publicidad Dommokitchen. / CRISTÓBAL MANUEL
Esto le pasa a La Traviesa o conocida también como “el Arquibar”. Ubicada en la Travesía de Conde Duque cualquiera que pase por ahí puede observar un modesto lugar con varios muebles antiguos en su interior. Al entrar, la historia cambia. “Funcionamos como un estudio de arquitectura por el día (La Traviesa) y luego somos una cafetería donde también se pueden comer sandwiches o ensaladas (este es el como el Arquibar)”, dice Elisa Fernández, una de las dos dueñas del lugar junto con Ana Cabellos.
Estas dos chicas, de unos 30 años, tenían un estudio de arquitectura con dos plantas donde trabajaban. Un día se dieron cuenta de que había curiosos que se acercaban a preguntar si se podía tomar un café. “A las personas les hacía gracia la decoración que tenemos con muebles antiguos. Además, como no había letreros, la gente pensaba que era una cafetería”. Por todo esto y también “para echarse una ayuda económica” decidieron convertir su lugar de trabajo habitual en un negocio más.
“Aquí cocinamos todo nosotras, yo me encargo de una parte de los platillos y Ana hace las tartas”. Aunque apenas abrió en enero, la recepción de la gente ha sido bastante buena. “La mayoría hacer reservas para venir. Lo bonito de esto es que tiene una atención de saloncito”.
El lugar no importa
El secretismo culinario también toma otras formas. A veces solo hace falta una dirección y una hora. El lugar importa menos. Las cocinas clandestinas abren sus puertas de vez en cuando, y solo para unos pocos.
Arturo Castillo ofrece su teléfono y una cena en su propio piso o en el de los clientes. A través de su página de Facebook, , lacasitabio la gente lo puede llamar y reservar una cena personalizada. “La idea es hacer un restaurante legal, pero en el intento hace falta mucho dinero, obras, etc. Y la pasión por la comida es tan grande que me decidí a hacerlo de esta forma”, dice Castillo, dominicano que lleva unos 10 años en Madrid.
Castillo ofrece cenas con productos biológicos basados en la cocina ayurvédica, basada en una medicina tradicional hindú. “Es una buena opción porque no es caro—los platos oscilan entre los 18 y los 30 euros— y te ayuda a rentabilizar en aparatos domésticos”.
Los restaurantes ‘secretos’ de Madrid
- Kikekeller. Tienda de decoración. Corredera Baja de San Pablo, 17. Funciona como local de lunes a sábado de 12.00 a 15.00. Como garito y local de jueves a sábado, desde las 17.00 hasta las 9.00. Sábados de 12.30 a 21.30.
- Asiana. Tienda de antigüedades. Travesía de San Mateo, 4. Para comprar objetos antiguos funciona de 13.00 a 16.30. De 20.30 a 24.00 solo se dan cenas.
- La Traviesa / Arquibar. Estudio de arquitectura y cafetería. La Traviesa de Conde Duque, 5. Como cafetería abre de martes a viernes, de 17.00 a 21.3o. Los viernes hasta la 1.00. Sábados y domingos, de 10.30 a 14.30 y de 17.00 a 1.00 (hasta las 21.30 en domingo). Lunes, cerrado.
- Dommokitchen. Agencia de publicidad. Antonio Maura, 4. Tiene un comedor para ocho comensales. Funciona solo por invitación y las reservas realizadas se toman como solicitudes. El horario de comidas debe ser gestionado con la agencia.
- La casitabio. Cenas clandestinas que se hacen en el piso del cocinero o en el de los clientes. Se utilizan exclusivamente productos ecológicos.
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