Procrastinación viene
del latín “procrastinare”, que significa diferir, aplazar y, obviamente, si lo
unimos al apelativo sexual, hace referencia a la ejecución de los contactos
sexuales, o mejor dicho, al aplazamiento de esas manifestaciones sexuales, especialmente
las realizadas con la pareja. L@s
“procrastinadores” sexuales son aquellas personas que encuentran cualquier
excusa para evitar o posponer los encuentros sexuales.
Vivimos sometidos a
tantos estímulos que para algunos y algunas lo van dejando y dejando, hoy por una cosa, mañana por la otra y el
tiempo va pasando y no les sale la media de dos o tres veces por semana, y
puede que ni siquiera por mes. Esto puede ocurrirle tanto a la gente joven como a los más maduros.
Suele ocurrir que si empezamos a llenar nuestro tiempo libre con actividades y
compromisos de todo tipo no hay forma de encontrar tiempo y actualmente con el
problema de la crisis, trabajo, preocupaciones puede incrementarse.
El problema
es cuando la tendencia se hace crónica y nos hace sentir insatisfechos en la
que se evita el sexo, pero a la vez se echa de menos las satisfacciones que
aporta, tanto afectivas como fisiológicas. Por eso los sexólogos proponen
cuidar la vida de pareja teniendo en cuenta que la convivencia puede ser una
prueba para el amor y el sexo.
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