VALENCIA
Nada puede con la ilusión
La Batalla de Flores más austera provoca una explosión de color y alegría con más de un millón de claveles
23.07.12 - 00:05 -
Valencia respondió en su colofón a la Feria de Julio. Una cita que se remonta a 1891 cuando al Barón de Cortes se le ocurrió imitar una fiesta que se hacía en la ciudad francesa de Niza.
Ya se veían venir las ganas de fiesta. En la venta de los palcos para la batalla 2012 hubo gente que estuvo 27 horas esperando para comprar uno de los espacios reservados, los que dan derecho a sentirse parte de la fiesta.
Pero ayer, cuando se dio el beneplácito para comenzar la Batalla de Flores, todos olvidaron sus problemas y sus diferencias para volcarse en una guerra que poco tiene de bélica y mucho de buen rollo y alegría. Más de un millón de claveles naranjas y amarillos volaron por la Alameda. En pocos minutos el gris asfalto de la calle y de la sociedad se convirtió en color, en algarabía, en olvidarse del poco placentero día a día.
Y es que si algo tiene esta actividad es que no hay actores y espectadores. Al menos todos los que han conseguido un espacio en los 300 palcos se sienten parte del fragor. Todos tienen munición para lanzar, aunque hay algunos que se lo ponen mucho más fácil. Los hombres de la contrata de Secopsa (esos que valen para todo) fueron los encargados de que a la alcaldesa de Valencia y a buena parte de la corporación no les faltara más que el aliento y brazos para participar en la fiesta.
Antes, se produjo el carrusel de carrozas. Un total de 28 participaron en la competición que está dividida en cuatro clases. Los vencedores fueron 'Vent de Llevant' de Jordi Palanca, 'Máscaras' de Enrique Burriel, 'Amapolas' de Vicente Demets y 'Olimpia' de Carrozas Castillosa. El premio especial 'Barón de Cortes' se lo llevó Carrozas Sánchez con 'Muñequitas de trapo'.
Un poco antes de las nueve de la noche, Barberá decidió que ya había bastante y la carcasa anunció la tregua hasta la batalla del próximo verano. Pero los que se habían quedado en segundo plano, los que no tenían palco, no querían perderse la sensación de lanzar flores y tomaron la calle para hacer la contrafiesta.
Ese fue el final porque este año, por aquello de los recortes, tampoco se lanzó el castillo de fuegos artificiales ni se repartió horchata entre los concejales. Un agua y 'pa casa'. Ya vendrán tiempos mejores y los refrescos, pero mientras tanto, siempre quedarán las ganas de fiesta.
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