Se gastaron cientos de botes de spray de olor. Hasta pagaron para cambiar las caras alfombras de la casa.
¡¡Nada funcionó!! Nadie volvió a visitarlos, los trabajadores se negaban a trabajar en la casa y hasta la sirvienta renunció. Finalmente, el marido y la novia tuvieron que mudarse ya desesperados. Todavía al mes no habían encontrado a quien venderle la hedionda casa. Inclusive los vendedores se negaban a responder a sus llamadas. Decidieron gastar muchísimo dinero comprando una nueva casa. La ex esposa llamó al hombre por asuntos del divorcio y le preguntó que cómo estaba. Le contestó que bien, que estaba vendiendo la casa, pero sin decirle las verdaderas razones. Ella lo escuchó con mucha calma y le dijo que extrañaba demasiado la casa y que hablaría con los abogados para arreglar los papeles con tal de que conseguirla de nuevo. |
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