Os aseguro que "estoy mareada con tantos millones de dolares y de Euros". Yo si que gritaría de alegria si tuvierá algún milloncete de esos!! ja,ja..
2/5/2012
Una acuarela preparatoria de la serie 'Los jugadores de cartas' de Paul Cézanne se ha vendido en Nueva York( subasta en Cristie's) por 17 millones de dólares (12,84 millones de euros), durante una subasta de arte moderno e impresionista organizada por la casa Christie's. Esta acuarela estaba desaparecida desde 1953 y lo tenía un coleccionista de Texas.
Por otros 17 millones de dólares el bodegón de Henri Matisse, 'Las peonías', una de las primeras obras fauvistas del francés (1869-1954), que en 1905 se trasladó a la villa pesquera de Coillure con su protegido André Dérain para comenzar a experimentar con la forma y la fuerza del color.
Las peonías de Matisse |
También de Picasso, se vendió por 7,8 millones de dólares (5,9 millones de euros) el cuadro 'Dos desnudos acostados', realizado en 1968, en un solo día, y que, con su fondo verde constituye un homenaje a la obra maestra de Edouard Manet (1832-1883) 'El almuerzo sobre la hierba'.
'Las señoritas de Giverny', de Claude Monet (1840-1926), en el que el padre del impresionismo representó unos haces de trigo que remedan la silueta de unas jóvenes contra el paisaje, se vendió en otros 8,5 millones de dólares (6,4 millones de euros).
" EL GRITO" de Munch, se subastó en Nueva York por 91 millones de euros y no sé sabe quién lo ha comprado.Del vencedor sólo se sabe que se comunicaba con los subastadores a través de Moffett, que, según el 'Wall Street Journal', tiene entre sus clientes personales a los principales coleccionistas estadounidenses.
Antes de la subasta, se sabe que hubo agentes que hablabán en inglés, chino y en noruego y especialistas como Lee Rosenbaum citaban a los habituales en estos casos: Ronald Lauder, Lily Safra, Roman Abramovich, Philip Niarchos y la familia real de Qatar.
Así, Charles Moffett, el hombre de Sotheby's (Nueva YorK) para el arte impresionista, moderno y contemporáneo anunciaba hace unos días que la firma ya tenía 10 clientes interesados: cuatro asiáticos, dos rusos, dos estadounidenses y quizá, algún museo.
Esta misma mañana, 'The New York Times especula con la identidad del comprador de 'El grito' y da nuevas pistas. En sus páginas se leen los nombres de tres de los candidatos a Paul Allen, el cofundador de Microsoft y el financiero ruso Leonard Blavatnik, además de la familia real de Qatar, principal sospechosa.
Mientras, 'The Wall Street Journal' hacía su relato de la sesión. Según éste, cinco contendintes estadounidenses y chinos intercambiaron ofertas mientras el cuadro estuvo por debajo de los 80 millones de dólares. Después, la pelea quedó reducida a dos compradores.
"El grito'" de Edvard Munch, pintor noruego (1863-1944) pieza vendida ayer por 119,9 millones de dólares (91 millones de euros) superan los 106,5 millones de dólares (81 millones de euros) de "Desnudo, hojas verdes y busto" de Pablo Picasso, el máximo histórico alcanzado hasta ahora por un cuadro en una subasta.
"Desnudo, hojas verdes y busto
El cuadro "El grito" pertenecía a Petter Olsen, cuyo padre fue amigo, vecino y empleador de Munch. En ese sentido, Shaw señaló que se trataba de "una oportunidad sin precedentes para comprar una obra de semejante influencia".
Otras obras que despertaron gran interés durante la subasta fueron 'Mujer sentada en una butaca', un retrato de Pablo Picasso en el que el pintor español representó a su musa y amante Dora Maar, vendido en 29,2 millones de dólares (22,2 millones de euros), o 'Primavera necrofílica', de Salvador Dalí, por la que se pagaron 16,3 millones de dólares (12,4 millones de euros).
También 'Cabaña sobre los árboles' de Paul Gauguin, que se vendió por 8,4 millones de dólares (6,4 millones de euros), 'Bañista en taburete rojo' y 'Dos mujeres', ambos de Picasso, en 2,7 millones y 2 millones de dólares (2 millones y 1,5 millones de euros) respectivamente, o el cuadro 'Cabeza humana', de Joan Miró, por el que un comprador anónimo pagó 14,8 millones de dólares (11,25 millones de euros).
Edvard Munch: una vida atormentada
La influencia de la vida de Munch en su obra fue decisiva, y es que este pintor noruego, de formación autodidacta y familia humilde, vivió momentos difíciles en su infancia: vio morir de tuberculosis a su madre cuando él tenía cinco años y a su hermana cuando tenía catorce. Éstos fueron los agravantes de una vida llena de insatisfacciones: el fracaso ante las mujeres, el desagrado de una sociedad parisina aburguesada y excesivamente mercantil, sus problemas con el alcohol, etc. Todo esto, junto a su carácter depresivo e introvertido, le llevó a refugiarse en sus cuadros, en los que reflejaba sus traumas interiores.
El Grito sería la culminación de este sentimiento trágico de la vida. A partir de ahí exploraría la mente humana, sus preocupaciones y emociones. Por ello, sus temas, de una intensidad subjetiva enorme, intentan reflejar no sólo sus ansiedades, sino las de todas aquellas personas que “respiran, sienten, sufren y aman”, como él.
Artistas simbolistas como Whistler, Böcklin o Gauguin fueron decisivos en la evolución técnica de Munch, que hizo de las formas y del color un medio básico para expresar las dificultades de la existencia humana.
El Grito de la naturaleza y del hombre
“Caminaba yo con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. Me detuve, me apoyé en la valla, inexplicablemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza”.
Así describió Munch el momento que dio origen a “El Grito”, la obra más famosa de un ambicioso ciclo de pinturas: “El sufrimiento de la vida”. En esta serie pretendió expresar, con un lenguaje nuevo, sus experiencias sobre el amor, la enfermedad, la muerte y la naturaleza, constantes temáticas en su obra.
En “El Grito” podemos ver cómo una figura humana, situada en el centro, se tapa los oídos en un gesto desesperado de angustia. Su rostro, que recuerda a una calavera, y su cuerpo, están completamente deformados, como también lo está el espacio que lo rodea. Pero esta figura no está sola: un poco más atrás hay dos personas de negro, anónimas, que intensifican la inquietud de la escena. Todo tiembla ante ese grito, todo se desfigura porque forma parte de una realidad interior. El artista ha reproducido su vivencia de una forma completamente subjetiva, haciendo que nosotros oigamos también ese grito. Así expresa hasta qué punto las emociones determinan por completo nuestra percepción del mundo.
"Desnudo, hojas verdes y busto |
También 'Cabaña sobre los árboles' de Paul Gauguin, que se vendió por 8,4 millones de dólares (6,4 millones de euros), 'Bañista en taburete rojo' y 'Dos mujeres', ambos de Picasso, en 2,7 millones y 2 millones de dólares (2 millones y 1,5 millones de euros) respectivamente, o el cuadro 'Cabeza humana', de Joan Miró, por el que un comprador anónimo pagó 14,8 millones de dólares (11,25 millones de euros).
Edvard Munch: una vida atormentada
La influencia de la vida de Munch en su obra fue decisiva, y es que este pintor noruego, de formación autodidacta y familia humilde, vivió momentos difíciles en su infancia: vio morir de tuberculosis a su madre cuando él tenía cinco años y a su hermana cuando tenía catorce. Éstos fueron los agravantes de una vida llena de insatisfacciones: el fracaso ante las mujeres, el desagrado de una sociedad parisina aburguesada y excesivamente mercantil, sus problemas con el alcohol, etc. Todo esto, junto a su carácter depresivo e introvertido, le llevó a refugiarse en sus cuadros, en los que reflejaba sus traumas interiores.
El Grito sería la culminación de este sentimiento trágico de la vida. A partir de ahí exploraría la mente humana, sus preocupaciones y emociones. Por ello, sus temas, de una intensidad subjetiva enorme, intentan reflejar no sólo sus ansiedades, sino las de todas aquellas personas que “respiran, sienten, sufren y aman”, como él.
Artistas simbolistas como Whistler, Böcklin o Gauguin fueron decisivos en la evolución técnica de Munch, que hizo de las formas y del color un medio básico para expresar las dificultades de la existencia humana.
El Grito de la naturaleza y del hombre
“Caminaba yo con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. Me detuve, me apoyé en la valla, inexplicablemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza”.
Así describió Munch el momento que dio origen a “El Grito”, la obra más famosa de un ambicioso ciclo de pinturas: “El sufrimiento de la vida”. En esta serie pretendió expresar, con un lenguaje nuevo, sus experiencias sobre el amor, la enfermedad, la muerte y la naturaleza, constantes temáticas en su obra.
En “El Grito” podemos ver cómo una figura humana, situada en el centro, se tapa los oídos en un gesto desesperado de angustia. Su rostro, que recuerda a una calavera, y su cuerpo, están completamente deformados, como también lo está el espacio que lo rodea. Pero esta figura no está sola: un poco más atrás hay dos personas de negro, anónimas, que intensifican la inquietud de la escena. Todo tiembla ante ese grito, todo se desfigura porque forma parte de una realidad interior. El artista ha reproducido su vivencia de una forma completamente subjetiva, haciendo que nosotros oigamos también ese grito. Así expresa hasta qué punto las emociones determinan por completo nuestra percepción del mundo.
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