4 de junio de 2012

El cáncer destruido por el sistema inmunitario con ayuda de un fármaco


ESTUDIO | Fase preliminar

Un fármaco destruye el escondite del cáncer frente al sistema inmune

Lograr que, con ayuda farmacológica, sean las propias defensas del organismo las que acaben con el cáncer, es el sueño que persiguen los investigadores en oncología desde hace años. De hecho, algunos de los fármacos que han triunfado en las últimas ediciones del congreso oncológico más importante del mundo, el de la Sociedad Estaodunidense de Oncología Médica (ASCO), trabajaban precisamente en esta línea, la llamada inmunoterapia.
En esta edición de ASCO, que se celebra en Chicago hasta el martes, la estrategia ha dado una nueva vuelta de tuerca. Un fármaco experimental (solo han finalizado los ensayos fase I, la etapa más precoz de la investigación), que aún responde al imposible nombre BMS-936558, ha logrado por primera vez destruir el mecanismo que utiliza el cáncer para defenderse del sistema inmunológico, una proteína acertadamente denominada Muerte Programada 1 (PD1, de sus siglas en inglés).
Los dos estudios que demuestran la eficacia de esta estrategia no solo se han presentado en el congreso. Su importancia la avala también la publicación en la biblia de las revistas médicas, el 'New England Journal of Medicine', que difunde también un editorial sobre el asunto, escrito por Antoni Ribas, un oncólogo catalán que trabaja y da clases desde hace más de 15 años en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). "Es como si estuvieras jugando al escondite con el cáncer y destruyeras el árbol tras el que se esconde", explica Ribas a ELMUNDO.es.
En realidad, PD1 no está diseñado por el organismo para proteger frente al cáncer; existe para proteger al organismo de las respuestas exageradas del sistema inmunológico. El cáncer se aprovecha de estos frenos y escapa así a la acción de las defensas.
"Llevamos 30 o 40 años intentando que el sistema inmune ataque al cáncer y, hasta ahora, no habíamos conseguido que lo hiciera en más del 10% de los pacientes", explica Ribas, que señala que esta vía se ha explorado porque "durante años" se han visto casos espontáneos de curación del melanoma metastásico (un tumor de muy mal pronóstico) ante activaciones del sistema inmune, como vacunas.

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El inhibidor de PD1, que ataca tanto a la proteína (presente en el sistema inmune) como a su ligando en el tumor (PDL1), tiene además una peculiaridad única, ya que se ha mostrado eficaz contra tres tipos de cáncer de muy mal pronóstico cuando alcanzan un estadio avanzado: el melanoma metastásico, el cáncer renal avanzado y el cáncer de pulmón que, por primera vez, responde a un tratamiento de este tipo. Sin embargo, no lo ha hecho frente a otros tipos de cáncer, como el de colon.
Aunque Bristol-Myers Squibb se ha adelantado, Ribas explica que hoy mismo se va a presentar también en ASCO un fármaco que trabaja en la misma línea, esta vez desarrollado por el laboratorio Merck. Además, Genentech, la unidad de Biotecnología de Roche, GlaxosmithKline, a través de una compañía llamada Amplimmune y una biotecnológica israelí, CureTech, trabajan en la inhibición de PD1 como estrategia frente al cáncer. "Esto va a cambiar la medicina oncológica", apunta Ribas.
Quedan todavía muchos pasos para que BMS-936558 sea una realidad en el día a día del tratamiento del cáncer, pero sin duda estos resultados son muy positivos. Además, como comenta Ribas, "las cosas van a ir muy rápido" y ya hay en marcha ensayos en fase II y "mucho interés" en empezar con los fase III. Una de las características del fármaco que más atraen a los investigadores es la duración de la respuesta, que en muchas ocasiones supera el año.
Entre los puntos que quedan por aclarar es saber qué pacientes oncológicos sobreexpresan PT1. Una vez sabido, lo ideal sería que se desarrollara un marcador de respuesta y se pudiera seleccionar a los receptores del tratamiento. "También se podría estimular al sistema inmune para que lo expresara", especula Ribas.
BMS-936558 es un anticuerpo monoclonal y se administra por vía endovenosa. De momento, de forma crónica. Aunque Ribas reconoce que se trata de un medicamento caro, apunta que siempre es más barato que "tratar a la gente de forma incorrecta" o no conseguir que ésta salga adelante. Especialmente, en el caso del melanoma, que suele afectar a personas jóvenes en plena edad productiva.

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