El cuadro ha sido la estrella en Londres de la subasta de 124 lotes de pintura europea de los siglos XIX y XX
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El cuadro que Joaquin Sorolla (1863-1923) pintó en la playa de su Valencia natal, en 1895 , resultaría clave para su posterior reconocimiento internacional.
En 1895 había pintado "Vuelta a la pesca", de gran formato que exhibió en el Salón de París, y que fué adquirida después por el Museo de Luxemburgo. Actualmente en el Museo D'Orsay de París.
Tras ese éxito, Sorolla mostró en la Exposición Internacional de Arte de Berlín, en 1896, "Pescadores valencianos", uno de los primeros cuadros que pintaba en el exterior y que resultó galardonado por unanimidad con una medalla de oro.
La obra fue adquirida por la National Galerie de Berlín, en cuyas paredes colgó durante 34 años, para pasar después a manos privadas, cuando el consejo del museo decidió en 1930 deshacerse de todos los trabajos que no fueran de origen alemán. Desde entonces, el lienzo, de 65 por 87 centímetros y en un estado de conservación "excelente", ha sido incluido en diversas exposiciones en Europa y Estados Unidos, entre ellas la retrospectiva que dedicó al autor el Museo del Prado, en 2009.
El óleo rinde un homenaje al quehacer de los pescadores de la tierra natal del pintor (Valencia) y capta con destreza el reflejo de un sol radiante en la espuma del mar, describe Sotheby's.
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El cuadro que Joaquin Sorolla (1863-1923) pintó en la playa de su Valencia natal, en 1895 , resultaría clave para su posterior reconocimiento internacional.
En 1895 había pintado "Vuelta a la pesca", de gran formato que exhibió en el Salón de París, y que fué adquirida después por el Museo de Luxemburgo. Actualmente en el Museo D'Orsay de París.
La vuelta de la pesca |
Sorolla |
Tras ese éxito, Sorolla mostró en la Exposición Internacional de Arte de Berlín, en 1896, "Pescadores valencianos", uno de los primeros cuadros que pintaba en el exterior y que resultó galardonado por unanimidad con una medalla de oro.
La obra fue adquirida por la National Galerie de Berlín, en cuyas paredes colgó durante 34 años, para pasar después a manos privadas, cuando el consejo del museo decidió en 1930 deshacerse de todos los trabajos que no fueran de origen alemán. Desde entonces, el lienzo, de 65 por 87 centímetros y en un estado de conservación "excelente", ha sido incluido en diversas exposiciones en Europa y Estados Unidos, entre ellas la retrospectiva que dedicó al autor el Museo del Prado, en 2009.
El óleo rinde un homenaje al quehacer de los pescadores de la tierra natal del pintor (Valencia) y capta con destreza el reflejo de un sol radiante en la espuma del mar, describe Sotheby's.
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